LOST IN LA MANCHA (2002), Keith Fulton y Louis Pepe
Terry Gilliam durante
la presentación en Polonia de su última película, The Zero Theorem:
“Voy a intentar hacer Don Quijote otra vez. Creo que será mi séptimo
intento y espero que sea el de la suerte. A ver si por fin se produce. En
realidad sólo quiero hacerlo y deshacerme de él. Conseguir sacarlo fuera de mi
vida”.
Terry Gilliam es uno de esos directores al
que los amantes del cine siempre seguimos la pista, pendientes de cuál será su
siguiente proyecto. En los últimos tiempos las decepciones han sido mayores
que las satisfacciones, pero el realizador británico viene avalado por cintas
como Brazil o Doce monos, además de por su pasado
como miembro de los Monty Python, lo
que le otorga un crédito casi ilimitado por parte de la cinefilia militante.
The Man Who Killed Don Quijote es su proyecto
maldito. Gilliam ha encadenado un fracaso tras otro cada vez que ha intentado
sacar adelante la película. Al menos, estos fiascos dieron lugar a un
interesante documental —Lost in La Mancha—
que aumenta las ganas de ver en pantalla grande su particular visión sobre el
ingenioso hidalgo. Jean Rochefort y Johnny Depp dieron paso a Robert Duvall y
EwanMcGregor como Don Quijote y Sancho Panza respectivamente. ¿Quiénes serán
los protagonistas finalmente?
Lost in La Mancha nos permite observar como trabaja
la mente de un genio. Gilliam podrá ser criticado, sus películas podrán ser más
o menos aburridas, pretenciosas o polémicas, pero nadie puede discutir que
estamos ante un CREADOR con mayúsculas. Su mente es capaz de imaginar
situaciones que otros ni siquiera alcanzamos en sueños y lo que es mejor aún,
sabe transmitirlas con una cámara de cine, haciéndonos partícipes de ese personal
universo. Es uno de los escasos directores a los que merece la pena ver hasta en sus películas más mediocres, porque siempre habrá alguna imagen capaz de
dejarte con la boca abierta.
Gilliam tiene fama de gafe y es
que la mayoría de sus películas han tenido problemas. Haciendo memoria nos
encontramos con conflictos con los productores de Brazil, que querían
una película más optimista; con el fracaso comercial y económico de Las
aventuras del barón Münchausen, que dañó casi definitivamente su relación
con Hollywood y los grandes presupuestos; con la desgracia en El imaginario
del Doctor Parnassus tras la muerte de su protagonista, HeathLedger, que
fue sustituido por otros tres actores, Jude Law, Colin Farrel y Johnny Depp. Al
menos estas películas pudimos disfrutarlas, no como The Man Who Killed Don
Quixote que continúa encerrada en la mente de Terry Gilliam.
Roberto C. Rascón (@rcrascon)
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