"Todas las
religiones del mundo no pueden ser verdaderas, tarde o temprano el hombre tendrá
que admitir la verdad".
"Palabras
vacías, palabras por las que los hombres habían luchado y habían muerto, y por
las que nunca volverían a luchar y a morir otra vez. Y el mundo sería mejor
así".
"Los crímenes
habían desaparecido. Se habían hecho tan innecesarios como imposibles. Cuando a
nadie le falta nada, no hay motivo para robar".
"Los credos
basados en milagros y revelaciones habían desaparecido totalmente,
desvaneciéndose poco a poco a medida que crecía el nivel de educación".
"Bajo la
intensa y desapasionada luz de la verdad las creencias que habían alimentado a
millones de hombres durante dos mil años, se desvanecieron como el rocío de la
mañana".
"Mientras no
estuviera seguro, podía soñar al menos".
"La raza humana
ha demostrado no poder resolver los problemas de este planeta minúsculo".
"No hay nada
por qué luchar y sobran distracciones y entretenimientos".
"Cuando a una
raza se la priva de sus hijos, se le destruye el corazón y pierde todo deseo de
vivir".
"Dejasteis
atrás la superstición. La ciencia fue la única religión de la humanidad, el
regalo que destruyó todas las creencias".
"Únicamente los
individuos pueden sentirse solos, únicamente los seres humanos. Cuando las
barreras cayeran al fin, la soledad se desvanecería del mismo modo que la
personalidad".
"Eran unas
caras más vacías que las de los muertos, pues las facciones de los cadáveres están
cinceladas por los años y siguen hablando cuando los labios han enmudecido".
"Ningún ser
inteligente se siente resentido ante lo inevitable".
"En todos los
momentos de grandeza, lo sublime no está muy separado de lo ridículo".
Arthur C. Clarke, El fin de la infancia.
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