Y llegó el plato fuerte. Pasadas las 18.00 y bajo un sol de justicia daba comienzo en la Plaza de Cibeles de Madrid la manifestación que ponía punto final a la jornada de huelga general en España. Con Toxo y Méndez a la cabeza, secretarios generales de CCOO y UGT respectivamente, portando una pancarta con el lema ‘Quieren acabar con todo’, la multitudinaria marcha contra la reforma laboral daba sus primeros pasos rumbo a la Puerta del Sol, donde desembocaría más de dos horas después.
Desde una hora antes, el Dios Neptuno y la Diosa Cibeles fueron testigos del incesante goteo de ciudadanos que, ataviados con pancartas y banderas, fueron poblando el Paseo del Prado. Hombres y mujeres de todas las edades, desde jóvenes que reivindican “una oportunidad”, hasta jubilados “preocupados” por las medidas tomadas por el gobierno de Mariano Rajoy desde su llegada al poder. Así, entre consignas contra el ejecutivo y su reforma laboral como “Mariano, Mariano, con esta reforma no llegas al verano” o “Contra la reforma, huelga general” la marcha enfiló la Calle de Alcalá.
Con el Banco de España a escasos metros, no tardaron en proliferar cánticos contra los bancos, a los que calificaban como “culpables” de la crisis actual. En la fachada, una pintada con el lema ‘Banca Asesina’ expresaba lo que muchos de los presentes ya coreaban. Entre numerosas banderas de CCOO, UGT repartidas por los propios sindicatos desde furgonetas, se colaban pancartas más caseras con ‘slogans’ tan originales como ‘Violencia es cobrar 600€’, ‘El miedo nunca conquistó derechos’ o ‘Me sobra mes al final del sueldo’.
El ambiente que rodeaba a la manifestación era absolutamente festivo con batucadas animando el paso de la riada humana que invadía el centro de Madrid. Y es que como expresaba uno de esos miles de jóvenes en paro: “Lo único que no nos pueden quitar es el sentido del humor”. Ese mismo joven aseguraba: “No quiero irme de mi país, pero me están obligando”. En medio de todo este ajetreo, numerosos niños acompañados por sus padres que justificaban su presencia en la manifestación de la siguiente manera: “Lo hacemos por su futuro”.
Los escasos momentos de tensión los sufrieron algunos periodistas de Intereconomía, acusados de “manipulación” por un grupo de personas. “Solo estamos haciendo nuestro trabajo” era la respuesta de los periodistas increpados. También hubo momentos para cánticos más propios de otras épocas como “Obrero despedido, patrón colgado” o algunos carteles que hacían mofa del presidente del gobierno: ‘Gajoy, con tanto recorte no tienes para logopeda’. Escasas menciones a Rodríguez Zapatero, hasta hace pocos meses el blanco de todas las iras en cualquier manifestación.
Entre tanto ciudadano anónimo, políticos como Cayo Lara, coordinador general de IU, y Oscar López, secretario de organización del PSOE, fueron los rostros políticos de la marcha. El líder de IU aseguró antes de comenzar la marcha: “La huelga es un éxito total, ha superado con creces a la de 2010. El PP y el gobierno deben retirar la reforma laboral y tienen que negociar con los sindicatos”. Por su parte, el representante del primer partido de la oposición expresó: “Esta reforma es el mayor retroceso en derechos de la historia de España y una demolición en toda regla del sistema de relaciones laborales. Es una reforma laboral hecha para despedir y no para contratar”.
El crepúsculo iba cayendo sobre Madrid cuando la marea humana desembocaba en una abarrotada Puerta del Sol, lugar convertido en sinónimo de protesta desde que el ‘15-M’ la ocupara hace casi un año. Las numerosas cabeceras de la manifestación, desde la Plataforma Juvenil hasta las Juventudes Comunistas, pasando por Izquierda Anticapitalista tuvieron problemas para acceder al lugar. Decenas de organizaciones, cada una con sus propias reivindicaciones pero con un objetivo común, la retirada de la reforma laboral.
En la Puerta del Sol no cabía un alfiler, haciendo muy complicado el avance de la manifestación. Este hecho provocó que la llegada de Toxo y Méndez se retrasara hasta las 20,30. Pese a la larga espera, los miles de personas congregados frente al edificio de la Comunidad de Madrid no cesaban de lanzar consignas clásicas como “El pueblo unido jamás será vencido” o “Lo llaman democracia y no lo es”. Consultados algunos de los presentes por la incidencia de la huelga en la posible retirada o modificación de la reforma, el pesimismo era la nota predominante: “El PP ya ha anunciado que no la va a retocar, pero al menos ahora saben que los ciudadanos estamos en contra”.
Finalmente, a escasos metros del Kilómetro Cero, Toxo y Méndez calificaron la jornada de huelga como “un éxito indiscutible”. El dirigente de CCOO hizo un llamamiento al ejecutivo de Mariano Rajoy: “El Gobierno debe escuchar a los miles de españoles que se han manifestando en contra de la reforma laboral. Se ha echado a la calle un río democrático de personas que defienden sus derechos”. Y avisaba: “No se pueden arruinar tres décadas de diálogo social sin pagar las consecuencias”. En los mismos términos se expresaba su homólogo de UGT: “Habrá un conflicto entre el pueblo español y el Gobierno si no hay diálogo social. Esta huelga es una respuesta justa a la reforma”. También quiso lanzar un mensaje más allá de nuestras fronteras: “Señora Merkel, Bruselas y mercados financieros: Lo que estáis haciendo no tiene apoyo social en España”.
Una vez disuelta la concentración, llega el momento del balance y comienza el baile de números. Los sindicatos cifran en 900.000 personas los asistentes a la manifestación de Madrid, mientras que el gobierno sitúa en 800.000 el número de manifestantes en toda España. Dejando de lado las luchas políticas, la manifestación que ha recorrido las calles de Madrid al final de esta jornada de huelga general queda como un ejemplo de convivencia y civismo, algo que, desgraciadamente, no se ha repetido en otras ciudades del país. Un día después, todo vuelve a la normalidad. Las calles vacías, las oficinas llenas y España en el disparadero.
Roberto C. Rascón. @rcrasconCon la colaboración de Abel España (@abelespana)
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